En
esta nota, desarrollamos las semejanzas y contrastes entre Stranger Things y
esta adictiva serie que de a poco va sumando cada vez más adeptos.
La
primera temporada de Stranger Things giraba en torno a la extraña desaparición
de Will, un niño tímido y creativo del pueblo ficticio de Hawkins, en Indiana,
que al igual que sus amigos era víctima de bullying. En el caso de Dark, ésta
comienza con la desaparición de un joven de 15 años llamado Erik, que al poco
tiempo es sucedida por la de Mikkel Nielsen, el pequeño hijo del jefe de la
policía y la directora del colegio del poblado de Winden. Mientras que en la
serie de los Duffer todos los caminos conducen al laboratorio de la localidad,
en la alemana es una planta nuclear la que oculta datos que podrían explicar
los terribles acontecimientos y que al parecer estarían conectados con el
accidente de Chernóbil.
Tanto
en Stranger Things como en Dark, los pueblos presentan signos que alertan a las
autoridades y a la sociedad. En Winden, las luces también parpadean y aparecen
multiplicidad de animales que repentinamente mueren sin razón alguna.
Una
de las características más notable que ambas historias comparten es la
existencia de un portal que conduce a otro plano. En Dark, aquella entrada se
encuentra en las cuevas del bosque y desde allí es posible viajar al Winden de
los años ‘80, década en la que está ambientada Stranger Things. El año 1986
resulta clave ya que en aquel momento el pueblo se vio afectado por la
desaparición de Mads Nielsen, un niño de 12 años y hermano del actual policía,
que nunca fue encontrado.
El
tono de Stranger Things y Dark es muy distinto. La alemana se caracteriza por
un dramatismo y una solemnidad muy en sintonía con las series europeas como Les
Revenants. Su atmósfera oscura e inmersiva es propia de las novelas de Stephen
King. En Dark no hay lugar para la comedia y tanto grandes como jóvenes están
marcados por la soledad y el pesimismo de los vínculos familiares quebrados.
Los secretos en Winden abundan y a diferencia de la serie del Demogorgon, los
personajes adultos tienen una importante incidencia en la trama.
Al
pensar en Stranger Things se nos viene a la cabeza las innumerables referencias
a las películas ochenteras de terror y ciencia ficción, un elemental
fundamental del que se sirvió para alcanzar tamaño éxito. Muy por el contrario,
Dark se niega a jugar con la nostalgia del público y la época elegida se
relaciona solo con aquel hecho trascendente y sobrenatural que continúa
repercutiendo en el pueblo a pesar del tiempo.
Podríamos
decir que más que con Stranger Things, la serie guarda semejanzas con la mítica
Twin Peaks. Un pequeño pueblo que, por fuera de su naturaleza idílica, oculta
escabrosos misterios con los que los habitantes conviven. Al igual que en la
serie de David Lynch, aquí los jóvenes encuentran en la droga cierto refugio de
la insoportable realidad que los más adultos intentan disimular. Se trata de un
drama coral, donde cada personaje y línea argumental resulta significativa e
interesante ya que todo confluye hacía un mismo sitio.
Hay que reconocer que Dark es un producto mucho más complejo que Stranger Things, dado que plantea un concepto del tiempo por fuera de lo convencional y requiere un esfuerzo del espectador para conectar las diferentes piezas que involucran a cuatro familias durante tres generaciones distintas. Acompañada por una excelente fotografía colmada de paisajes fríos y siniestros y una intensa banda sonora compuesta por Ben Frost, la serie resulta muy meticulosa en todos sus aspectos técnicos.
Más
allá de los gustos y comparaciones, Dark es una de las ficciones que con una
atrapante historia y un sofisticado esquema narrativo, se cuela a último
momento en la lista de las mejores nuevas series del año.
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