La
manía de buscar en todo estreno un precedente para compararle hace que surjan
relaciones, cuanto menos, curiosas. Si 'Dark' se hubiera estrenado hace 10 años
estaríamos comparándola con 'Lost' o la gran precursora: 'Twin Peaks'. Pero
vivimos tiempos con nostalgia de los ochenta en los que 'Stranger Things' se ha
convertido en uno de los grandes éxitos de Netflix -y puede que el más
inesperado- 15,8 millones de espectadores empezaron la segunda temporada el fin
de semana del estreno.
'Dark'
es, para quien todavía no lo sepa, la primera producción alemana de Netflix que
sigue expandiendo fronteras como ha hecho con 'Las chicas del cable' en España,
'Marsella' en Francia o 'Suburra' en Italia. Sus géneros son de la ciencia
ficción y el misterio y las comparaciones con 'Stranger Things' vienen de su
situación en un pueblo pequeño y de vivir cierta nostalgia de los ochenta (a
años luz de 'Stranger Things'), así como las desapariciones de niños.
Con 'Lost' comparte un elenco coral,
personajes misteriosos, muchos secretos y la predestinación de todos ellos. De
'Twin Peaks', realmente la más comparable, 'roba' los crímenes misteriosos, la
atmósfera claustrofóbica y opresiva con escenas
nocturnas y lluviosas que contribuyen a la inmersión del espectador, así como
los personajes tristes, la sensación constante de desolación.
Lo que está claro es que 'Dark' no es
'Stranger Things' su tono es mucho más gris, más dramático, más triste, aunque
se mueva entre la ciencia ficción y el 'thiller', el drama policiaco y el
misterio. Su argumento está
perfectamente definido y medido en cada capítulo dando al espectador la dosis
justa de información para que siga adelante. La serie alemana es un excelente
ejemplo de cómo Europa puede sacar adelante producciones fantásticas y de
ciencia ficción con una calidad más que notable.
No
es fácil. El número de personajes, las conexiones entre ellos a través del
tiempo (tres generaciones nada más y nada menos) convierten a esta serie en
todo un puzzle en el que cada capítulo es una pieza que ayuda a construir la
visión global de ese lugar del mundo en casi un siglo. Los secretos se
descubren poco a poco. 'Todo está relacionado' es su eslogan
y lo cumple. Las miserias de sus personajes, sus fracasos, sus oscuras
existencias conforman el rompecabezas de 'Dark'.
La
productora y guionista alemana Jantje Friese y Baran bo Odar, su pareja
creativa y personal -es el director- se han fijado en la energía nuclear como
fuente de conflicto. Ambos vivieron muy de cerca el verano del 86 cuando la
lluvia era ácida y hasta decían que los caramelos eran radioactivos.
Como
elementos diferenciadores sus creadores apuntan a la «rabia alemana» como
factor a tener en cuenta y entre sus influencias citan a películas de los
setenta como 'Todos los hombres del presidente' y 'Taxi Driver' así como
películas de terror asiáticas.
Su
final abierto y su buena acogida hacen esperar una segunda temporada en la que
los espectadores seguirán sumergidos en el mini universo de Winden en el que
las cuevas seguirán registrando más tráfico que nunca.
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